Mapa mentales como herramientas de aprendizaje
Los mapas mentales
Dentro de los organizadores visuales que sistematizan la información con elementos análogos al procesamiento cerebral, destaca los mapas mentales, creados por Tony Buzan. Ya que este organizador de información se emparenta con el proceso de sinapsis (unión de dendritas) en su disposición de ramajes tanto en el trazo como en sus bifurcaciones. Según Molina y Martínez (2016) dentro de la vertiginosa trasformación que experimenta la sociedad, es imprescindible buscar nuevas formas de asegurar los logros educativos. Una de estas formas es el uso de los Mapas mentales, organizadores gráficos que representan y organizan de manera visual y estructural el conocimiento . Incluso, para González, Requena y Díaz (2015) esta técnica didáctica está muy entroncada con el modelo de aprendizaje tipo holístico; que, a su vez entiende el uso total del cerebro. La noción de holístico del pensamiento tiene relación con los tres niveles (Flavell, como se citó en González, Pareja & Gea, 2016): metacognición de tareas o autoconciencia, metacognición de estrategias o autoconciencia de procedimientos y metacognición personal o autoconciencia cognitiva, donde la interconexión de todas ellas lleva a la autoconciencia del aprendizaje total.
Desde su aparición y sus diferentes análisis teóricos, se pueden establecer como elementos constitutivos principales al elemento central que dispara las asociaciones semánticas (pensamiento irradiante), así como las ramas que se van expandiéndose y dividiéndose (creando nódulos alternos) hacia afuera de acuerdo a la necesidad de estructuración del mapa. Su lógica de construcción se basa en la forma neuronal, por ello es que prefiere las líneas ondulantes a las rectas, por la idea de que el cerebro asimila mejor estas formas a las rígidas y geometrizadas de otros organizadores visuales de información. Es sustantivo señalar que el mapa mental incorpora tanto en su diseño como en su ejecución elementos lingüísticos (palabras, frases, oraciones) como no lingüísticos (codificación cromática, simbólica, etc.). Asimismo, dentro de la relación neuronal, los estudiosos han coincidido en señalar que estos organizadores activan tanto hemisferio izquierdo como el derecho, a diferencia de otros análogos que solo activan un solo hemisferio (solo el izquierdo).
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